Después de que Montag observó a la anciana en el fuego, sintió en la cabeza un dolor insoportable, como si una parte del cerebro que nunca hubiera usado estuviera siendo activada. Llegar a casa y encontrar a las amigas de Mildred viendo la pantalla en el muro, creyendo que eran parte de la familia, le hizó cometer una locura. Montag comprendió un poco la estrategia de ese mundo que le había tocado vivir, todo era algo inconcebible y sin embargo cierto. Había nacido en una época donde el poder, cualquier poder porque en realidad no tenían un nombre, no era suficiente pensar que fuera el gobierno o la fuerza de los bomberos; era algo más terrible, una red de contingencia que había conseguido hacer de esa ciudad y quizá de cada una de las que aún poblaban su mundo... un sitio donde el ser humano no era en sí censurado, sino que el ser humano había dejado de ser pensante para convertirse en un mero automata "feliz".
